Mónica Saavedra, de Magic Pets, es especialista en educación temprana. Y ella es quien nos ha facilitado estos consejos para 'humanos perrunos primerizos', para que la llegada de un cachorro a una casa empiece con buen pie.
Ten paciencia y cuenta hasta cien. Cuando descubrimos a nuestro perro “portándose mal”, casi sin pensar, elevamos la voz, le pegamos un grito y le regañamos, somos humanos, ellos no. Y no entienden lo que tratamos de decirles, sobre todo si es a gritos. Si te coge un calcetín y se va corriendo para que lo persigas (es uno de sus juegos preferidos), si te roba el bocadillo que ibas a merendar y que dejaste a su altura, o incluso si gruñe cuando te acercas de forma errónea para cogerle o acariciarle, tómate unos segundos para pensar en lo sucedido. Estas situaciones se pueden evitar y, sobre todo, podemos ofrecer alternativas al cachorro, alternativas que se pueden ir enseñando poco a poco. La impaciencia, sin embargo, no suele ser productiva y puede acarrear problemas más graves. Ayúdale a tener éxito. Al jugar o entrenar con tu cachorro o perro adulto, es importante observar su estado de ánimo y nivel de energía. Si le estamos enseñando un comportamiento difícil debemos respetar sus tiempos, utilizar recompensas de muy alto valor y sus juguetes favoritos como refuerzo positivo. Tenemos que respetar sus señales de cansancio: en ese momento lo mejor, para que no se desanime, para acabar en positivo, es pedirle que haga algo fácil, como un sentado, y entonces le haces una pequeña fiesta y das por finalizada la sesión. También es importante preparar la casa para que no se convierta en una caja de trampas para él, no dejes comida a su alcance, guarda tus objetos de valor, los zapatos en el armario y la ropa sucia en el cesto. 3. Pasea (y sigue paseando) Quedarte durante horas en un parque para perros puede resultarte cómodo, pero es un nido de futuros problemas de comportamiento. Lleva a tu perro a pasear, contigo a solas o con otros perros y personas, es una de las mejores formas de aprendizaje. Pasear nos reportará grandes beneficios. Es tiempo de calidad en el que interactuamos con nuestro can ya sea a través del juego o simplemente haciéndonos compañía, no hay mejor forma de reforzar nuestra relación. Además oler, ver y escuchar el mundo a su alrededor es una de las actividades más enriquecedoras que les podemos proporcionar. 4. Ojo con los consejos sobre educación canina Puede parecer un sin sentido que te avisemos sobre consejos cuando te estamos dando consejos pero... ¡es importante tener en cuenta que no todo lo que escuchas en la televisión o lees en Internet es lo mejor para educar a tu perro! Hay demasiada desinformación, por lo general basada en mitos obsoletos como el concepto de dominancia o la necesidad del uso de correcciones continuadas, del castigo... Ciertas pautas pueden conducir a situaciones problemáticas como la aparición de comportamientos agresivos o miedos y fobias. Desecha a cualquier profesional que te proponga el uso de la fuerza, de collares de castigo, ahogo o eléctricos como técnicas de modificación de conducta. Ten en cuenta que los educadores en positivo educan sin castigos. Si notas algún cambio en el comportamiento de tu cachorro o perro adulto, acude al veterinario. Debemos descartar cualquier enfermedad física, dolor de cabeza, dolor abdominal, en las articulaciones... El cambio en su comportamiento podría ser una señal de que no se encuentra bien. La irritabilidad, la aparición de problemas en la conducta higiénica, de lamido excesivo o de ladrido excesivo pueden ser consecuencia de una enfermedad. Si no se trata de un tema de salud, y los cambios continúan, selecciona a buen profesional de la educación canina que base sus métodos en el refuerzo positivo y en el respeto a tu mejor amigo.
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